¡A Mil Por Hora!
Robótica
Ángelo della Corsa/ México
Cuando se dice que alguien anda como robot se esta queriendo ser peyorativo y puede que suceda lo contrario, ya que tales seres inanimados rozan la perfección. O al menos, están programados para hacer con la máxima productividad eso, para lo que son concebidos.
El término nació en la antigua Checoslovaquia gracias a Karel Capek quien fue de los primeros en usarla en una de sus piezas de teatro –R.U.R.– en la que daba razón de ese nuevo semema, para una creación novedosa de principios del siglo XX los “robotniks”.
En checo la palabra “robota” se usa para llamar al trabajo duro; lo que por acá se llama una friega o la soba, como se solía decir, no hace tanto.
En la industria que fabrica automoviles, una y mil funciones se realizan sin que intervenga la mano del hombre. Son los aparatos, dizque, inteligentes que lo hacen.
¿Qué tiene que ver eso con la Fórmula 1? Mucho.
El deseo íntimo de los ingenieros y los estrategas de los equipos, es querer que sus pilotos repitan lo mejor de su performance, vez y vez. Como si fueran «robotitos».
Anhelan que realicen el paso por cierta trayectoria –la ideal– con el auto a tope. Que den la frenada exacta y el viraje más correcto. Que retomen el galope en el instante cierto y que usen los artilugios extra, como los alerones móviles o los sistemas electrónicos que salvan la energía: en el lapso que marca la diferencia. Pero el asunto es que lo este calcando vuelta y vuelta. Fortiori.
Lo sorprendente es que casi lo consiguen, y vaya que todos de manera bastante aproximada. Muchas victorias en estas carreras son dilucidadas por un déficit de milésimas de segundo, que en distancia, es poco más del sobrante de la uña que se acaba de cortar. Casi nada. Algo palpable tan sólo por la fotografía de alta precisión y las cyber-herramientas, como los GPS.
Esto, acaba de ser demostrado en la precampaña de ensayos, poco antes de que inicie el torneo mundial –el siguiente día 15– fueron 12 jornadas en suelo español. En Jerez de la Frontera y en Barcelona.
Lo sucedido es estremecedor ¿sobre los coches van hombres o máquinas?
En una docena de tandas, los corredores giraron sobre el perímetro de los trazados, una media de 600 veces. Más o menos 2,500 kilómetros per cápita. Y, la diferencia en los tiempos obtenidos, hacia el final de los ensayos fue de 2.4 segundos entre el mejor y quien se apuntó de noveno; esto, en una vuelta que toma un minuto y 23 segundos.
El piloto mejor pagado gana 40 millones de euros por año y el que gana menos, se llevará uno. El más joven cuenta 17 años y los veteranos 35.
Un equipo puntero, gasta más de 400 millones de dólares en el curso y uno pequeño, menos de 150. Pero las diferencias de tiempo realizadas, no son tan significativas.
Debe de tomarse en cuenta que al dar una Lap completa, la zanja que hay, entre hacerlo con neumáticos de «hule blando», y otros con caucho de formulación «media»: puede ser hasta de más de dos segundos. La única explicación es, que todos los volantes casi manejan igual.
Si un ser común, pilotara uno de esos bólidos, el margen sería hasta de medio minuto o más.
En el mismo auto, un Williams FW-37, Felipe Massa el brasileño que ya está pasado de años para esta profesión –cuenta 33– en su mejor vuelta la semana previa, sobre El Circuit de Catalunya marcó un margen contra Susie Wolff –corredora escocesa de reserva en el Team y un año más joven– de 5.644 segundos.
Tan simple, como que se trata de dos géneros de robot: uno femenino y otro masculino.
Se ruega no pensar que es como la tontería esa de siempre, de decir que es por la debilidad de la mujer. No. Es que son de categorías que no se deben de enfrentar, por bien «robotizadas» que parezcan.
En cuanto al tema de la femineidad, es muy fácil dejarlo atado y bien atado: la mitad de los seres humanos del mundo son mujeres, el resto: sus hijos.
¡Ni para dónde hacerse!
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