Hace 30 años Carlos Lavado duplicó su leyenda

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Por: Octavio Estrada

La jornada del sábado 9 de agosto de 1986 se disputaba en el trazado de Anderstorp el Gran Premio de Suecia, la décima válida del Campeonato Mundial de 250cc, carrera que registró el sexto triunfo de la temporada para el venezolano Carlos Alberto Lavado Jones, quien al manillar de una Yamaha oficial atendida por el equipo Venemotos aseguraba su segunda corona en la división del cuarto de litro.

Carlos Lavado llegaba a tierras escandinavas como líder de la clasificación con 15 puntos de ventaja frente al español Alfonso “Sito” Pons. Entonces, esa diferencia equivalía a una victoria, por lo que el bigotudo centauro de Caracas quería cerrar cuanto antes la pugna por el cetro cuando todavía restaban las carreras en Suecia y San Marino.

Seis días antes, Lavado había conquistado el segundo lugar en Silverstone, Inglaterra, prueba realizada en condiciones extremas debido al aguacero que se abatió sobre el antiguo aeródromo británico.  En Suecia, el venezolano necesitaba finalizar delante de su enconado rival español y, como una semana atrás, nuevamente la lluvia fue protagonista de la competencia. En Anderstorp todo jugaría a favor del venezolano, porque a pesar de algunos sustos, logró capitalizar las inciertas condiciones meteorológicas para así llevarse la victoria que le garantizó el título mundial.

“Veníamos de correr en la lluvia en Inglaterra, donde hice una carrera conservadora porque veía que me pasaban y se caían – recuerda Carlos Lavado – Llegué segundo y quedé contento porque aumentaba la ventaja frente a Sito (Pons). En Silverstone en realidad iba a terminar tercero pero en la última vuelta se fue al piso Alan (Carter) y así ganamos una posición. Fuimos a Anderstorp y otra vez el agua nos esperaba: llovía, no llovía, era una incertidumbre todo el tiempo. La carrera de nosotros la 250cc se hacía el sábado, así todos los demás de las otras categorías que corrían el domingo aprovechaban y la seguían. Con el clima incierto por la lluvia que aparecía y se iba, yo monté cauchos intermedios, hablé con Sito pero él puso intermedio adelante y slick atrás. Había hecho el segundo tiempo detrás de Wimmer, dimos la vuelta previa antes de la arrancada y noté que la línea de carrera ya estaba seca y me dije: miércoles, ahora sí me embromé, pero antes de dar la salida empezó a llover otra vez; luego paró el agua, se volvió a formar la línea seca, me pasaron unos cuantos, pero la lluvia volvió a caer, así recuperé el primer lugar, gané la carrera y me llevé mi campeonato”.

Para Lavado, de 30 años de edad, se trataba de su segundo título mundial en la clase 250cc tras el alcanzado tres campañas atrás, siempre junto a la formación venezolana Venemotos-Yamaha, pero a diferencia del obtenido en 1983, en 1986 contaban con el respaldo directo de la casa japonesa que les suministró las YZR oficiales, además de recibir por primera vez el apoyo económico de una empresa europea, la tabacalera germana HB.

Los del equipo Honda de Pons me decían: no te contentes mucho porque todavía está pendiente la protesta de la carrera de Francia – evoca Lavado –  y si la pierdes te quitan los puntos de Paul Ricard, todavía no has ganado el Mundial… Pero les respondí que no se preocuparan, que la victoria y los puntos no me los van a quitar. Al culminar la carrera de Anderstorp salimos con todo el equipo Venemotos, compramos unas cajitas de champaña, el patrocinante HB había hecho unas franelas que decían ‘Carlos Lavado World Champion’ y también me lanzaron a la piscina… En la noche cenamos, nos tomamos unos cuantos tragos, nos divertimos y al día siguiente otra vez arrancar para devolvernos a casa en Italia”.

Con los 15 tantos sumados en Suecia, Carlos Lavado llegaba a 114 unidades, inalcanzable para su más cercano perseguidor, Sito Pons, que contabilizaba 96. En la máquina amarilla, blanca y roja identificada con el número 3 – por haber culminado en esa posición el año anterior -, Lavado completaba una temporada que rozó la perfección, al conquistar hasta media docena de triunfos (España, Alemania, Austria, Holanda, Francia y Suecia), asegurándole el cuarto título mundial a los centauros venezolanos, etapa de gloria que inició Johnny Cecotto en 1975 y que concluyó precisamente con la segunda consagración de Carlos Lavado en 1986.

ALGUNOS NÚMEROS DE UN AÑO TRIUNFAL

-Más de un tercio de las 17 victorias obtenidas por Carlos Lavado durante su trayectoria en la clase 250cc fueron obtenidas ese año 1986, entre ellas su cuarta y última conquista en el TT de Assen, en Holanda, transformándose en el piloto más ganador en la historia de esa cilindrada en la catedral del motociclismo mundial. El venezolano sumó un total de 19 triunfos entre 250 y 350cc  – igualado en éxitos con los no menos legendarios Gary Hocking y Ricardo Tormo -, ubicándose hasta el presente entre los cuarenta pilotos más ganadores de todos los tiempos en la suma de todas las cilindradas.

-Del segundo al quinto clasificado de la clase 250cc de ese año 1986 correspondieron a pilotos de Honda, cuarteto que encabezó el español Sito Pons, seguido del francés Dominique Sarron, el alemán Anton Mang y el francés Jean François Baldé, en tanto la segunda mejor Yamaha fue la del germano Martin Wimmer, recién en el sexto peldaño.

-En la última carrera de la temporada efectuada en el trazado italiano de Misano, denominado Gran Premio de San Marino, Carlos Lavado abandonaría cuando comandaba el pelotón debido a una caída y eso le dejaría la victoria al japonés Tadahiko Taira, convirtiéndose, aparte de Lavado, en el único piloto en triunfar ese año 1986 con una Yamaha. En la primera válida del año realizada en Jarama, España, Carlos Lavado se había ido al piso en la primera vuelta, pero un accidente protagonizado por el nipón Taira sobre la misma línea de salida obligó a detener la prueba y ello permitió que el caraqueño pudiese regresar a los pits para subirse a la segunda moto y así llevarse la victoria.

-La formación venezolana Venemotos que tenía su base de operaciones en la población italiana de Lugo, estaba encabezada deportivamente por Vito Ippolito y dirigida técnicamente por Ferrucio Dalle Fusine, logró su tercer título mundial, que se sumó al primer lauro alcanzado en 1975 por Johnny Cecotto en 350cc y al conquistado por Carlos Lavado en 250cc en 1983.