- El equipo español tuvo que abrir un camino por las dunas con maquinaria industrial para poder sacar su vehículo.
- “¡Ha sido toda una peripecia! Tres días de pico y pala”, explica el experimentado piloto catalán.
- “¡Era la olla de arena más grande que he visto nunca!”, apunta Criado, el español con más participaciones en el rally.
Jordi Juvanteny, José Luis Criado y Javier Tamayo se vieron obligados a abandonar el Dakar 2018 después de que su camión quedará atrapado en una olla gigante durante el transcurso de la segunda etapa. El equipo español cayó junto a numerosos participantes en una trampa de arena de la que le fue imposible escapar. De todas formar, su Dakar particular no acabó del todo allí, ya que quedaba aún un reto casi tan difícil como acabar la carrera: rescatar el camión de las dunas.
“¡Ha sido toda una peripecia! Tres días de pico y pala para sacar el camión. Hemos tenido que organizar una logística muy complicada. Dentro de la caravana del Dakar todo es mucho más cómodo, pero por libre las cosas se complican en estos parajes”, explica Juvanteny.
Pese a pasar más de 30 horas atrapado en pleno desierto peruano, el KH-7 Epsilon Team se puso manos a la obra con el rescate inmediatamente. “El director del Rally Dakar, Etienne Lavigne, vino en persona a rescatarnos en helicóptero y nos dijo que nos ayudaría en todo lo posible, como así ha sido. Nos puso en contacto con el grupo Zulu, que realiza labores de apoyo a los vehículos de la carrera. En concreto con el equipo Zulu 2, que llevaban Aldo y Walter. Han estado tres días enteros con nosotros, nos han transportado y facilitado las cosas en todo momento. Han sido nuestros ‘ángeles de la guarda’”, relatan los integrantes del conjunto español, que son conocidos precisamente con ese sobrenombre por su solidaridad con el resto de participantes en el Dakar.
“El lunes por la noche, nada más llegar a Ica después de ser rescatados en helicóptero de la olla, Jordi ya se puso en contacto con una empresa de corrimientos de tierra que realiza habitualmente obras públicas. A la mañana siguiente, a primera hora, quedamos con Wilfredo, su responsable, para ir hacía el camión. Para rescatarlo disponíamos de un Bulldozer D8K con pala delantera y 35 toneladas de peso. Como no podíamos ir con esa máquina hasta el desierto, debimos contratar a su vez los servicios de un camión góndola para transportarla”, nos cuenta Criado.
“Hacía allí nos dirigimos un grupo de 10 personas, dispuestos a sacar nuestro vehículo, un MAN de 12 toneladas, de la arena. Íbamos muy lentos porque el camión góndola apenas podía circular a 4-5 km/h. Además, como el camino era de tierra, en varias ocasiones el Bulldozer se tuvo que bajar del camión para que éste pudiera avanzar y luego volver a subirse a él, lo que ralentizó aún más el trayecto”, prosigue el debutante Tamayo.
“A primera hora de la tarde por fin llegamos a la olla, donde afortunadamente seguía el camión, el último de toda la caravana del Dakar en salir de aquella trampa en medio de la inmensidad del desierto. Jordi ideó un camino para acceder hasta él y por el que éste pudiera salir de allí luego. Sólo quedaba construirlo… ¡Era la olla de arena más grande que he visto nunca! La pared alta medía unos 300 metros y la baja, por donde salieron los vehículos, unos 150”, afirma José Luis Criado, el español con más participaciones (28) en el Dakar.
“Ya de noche llegamos hasta la cima de la olla, pero debimos parar al quedarnos sin luz y volver de nuevo a la mañana siguiente. Seguimos con el trabajo para crear el camino, moviendo más arena de la que nadie puede imaginar, y por fin salimos de aquel fatídico lugar. Más que camino, ¡aquello era una autopista! Yo creo que a partir de ahora saldrá hasta en el Google Maps…”, apunta Juvanteny, que por su profesión es experto en maquinaria industrial y sabe mucho de estas lindes.
“Por la tarde, regresamos a Ica, donde nos despedimos de todas las personas que nos habían ayudado en esta odisea. ¡Qué gente tan fantástica! Inmediatamente tomamos camino a Arequipa y desde allí fuimos hacia la frontera con Argentina. Llevaremos el camión hasta Buenos Aires, desde donde volverá por barco, mientras que nosotros tomaremos un avión de vuelta a Barcelona”, concluye aliviado Tamayo.
Aventuras de este calibre sin duda sólo pueden ocurrir en una prueba tan extrema como el Rally Dakar y, sin duda también, sólo las pueden protagonizar auténticos dakarianos como Jordi Juvanteny, José Luis Criado y Javier Tamayo.