- Valentino Rossi y Maverick Viñales pondrán a prueba el potencial de la YZR-M1 con el objetivo de empezar a reivindicarse en un año crucial.
La nueva temporada está marcada a fuego en Iwata. La campaña 2018 del equipo Yamaha Factory Racing dejó más sombras que luces en un tramo final de campeonato apenas iluminado por el balsámico triunfo de Maverick Viñales en Australia, el único de la firma japonesa en todo el año.
Tanto el piloto español como Valentino Rossi esperan dar mucho que hablar en 2019 y el test de Sepang del 6, 7 y 8 de febrero se antoja como un examen de auténtico lujo para medir sus aspiraciones reales.
Para Rossi, el test tiene un valor especial. Il Dottore arrancará el campeonato con 40 años recién cumplidos y con la motivación sempiterna de asaltar el trono que ostenta Marc Márquez, para cumplir el objetivo de conquistar su décimo campeonato mundial, en el que sería su primer título desde 2009.
El veterano piloto italiano, además, necesita sacarse la espina de los test de Valencia y Jerez, en los que marcó unos tiempos discretos, lejos de los registros más positivos cosechados por Viñales. Rossi no escondió su frustración y admitió que tenían mucho trabajo por delante.
Los principales esfuerzos en los últimos test se focalizaron en apuntalar el rendimiento del motor. Ello, unido a las posibles mejoras implementadas a nivel electrónico, condicionarán, en gran medida, las posibilidades de Rossi y Viñales de brillar en Sepang. Un peaje innegociable en el inicio de su andadura hacia la reconquista del Mundial.