La clave del triunfo de Rossi sobre Márquez

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Antes del desenlace entre Rossi y Márquez en Assen, vale la pena examinar cómo se llegó a un final con semejante tensión y dramatismo.

Desde el momento en que Rossi encabezó la tabla de tiempos del jueves, en el ambiente flotaba la sensación de que el italiano tenía una misión ese fin de semana para recuperar su autoridad en el Campeonato del Mundo.

Jorge Lorenzo había tomado claramente la iniciativa en el garaje de Yamaha después de cuatro victorias consecutivas. Rossi sabía que tenía que parar la situación, pero es la forma en que lo consiguió lo que resultó impresionante.

El fin de semana en Assen fue el mejor de Rossi desde Misano en la temporada 2009. Ésa fue la última vez en que Rossi venció la carrera desde la pole position y fue el más rápido en dos sesiones de entrenamientos.

¿Qué fue lo que inspiró su mejor demostración de fuerza y autoridad de los últimos seis años?

Ya desde la ronda de Cataluña las sensaciones de Rossi sobre la YZR-M1 habían mejorado. Yamaha había enviado para el test posterior un chasis revisado que ofrecía la sensación de ser más ligero y manejable, y que también se empleó en el test de MotorLand Aragón, un bastidor en el que Rossi encontró beneficios inmediatos.

El chasis en cuestión brindaba a la YZR-M1 más suavidad en curvas rápidas. Era más ligero y ágil, lo que demostró ser clave en los largos y rápidos virajes de Ruskenhoek (curva 6), Meeuwenmeer (12), Hoge Heide (13) y Ramshoek (15) en el trazado de Assen.

Sólo en la FP4 y en la Q2 Rossi dejó de ser el más rápido en el último sector. Los cambios en este chasis también ofrecían una vida más larga a los neumáticos, algo que Rossi apuntó como una ventaja clave para las 13 victorias de Márquez durante la temporada 2014.

Márquez llegó por primera vez a cabeza de carrera cuando quedaban siete vueltas y en el pasado año habrían sido suficientes para lograr esas preciosas décimas para una cómoda victoria mientras la Yamaha sufría por la degradación de sus neumáticos.

Sin embargo, la Yamaha es una bestia diferente esta temporada. La M1 de Rossi no mostró ni un solo síntoma de flaqueza en todo el fin de semana y los ingenieros de Yamaha trabajan constantemente para hacer su moto más rápida y fácil de pilotar.

Para Honda y Márquez fue exactamente al revés este fin de semana. El español corrió con un híbrido de la RC213V, con un chasis de especificaciones 2014 y el motor y el basculante de este año. No es que el chasis 2015 fuera malo. Simplemente, no era tan fácil de usar ni perdonaba de la misma forma los errores como la versión anterior.

El bastidor de este año ofrecía mayor precisión y resultaba eficiente para una vuelta a ritmo demencial durante la sesión clasificatoria. Pero para maximizar su rendimiento había que pilotar cada vuelta como si fueras en busca de la pole position, lo cual está más allá incluso del elevadísimo nivel de Márquez.

Para el piloto de Honda, volver al bastidor de 2014 fue como ponerse un cómodo par de zapatos usados. Había margen para el error y le permitía rondar el límite sin sobrepasarlo.

Una moto pilotada por Márquez nunca parece ir sobre raíles. Su agresividad natural significa abusar de la RC213V de una forma única, pero en Assen parecía estar bajo control más que en ningún otro momento de esta temporada.

En entrenamientos podía llevar la moto de lado a lado en la frenada con el tren trasero despegando del suelo para recuperar el control cuando tenía que entrar en la curva. En el peor de los casos sólo se iría largo.

Intentar hacer lo mismo con la RC213V de 2015 le habría supuesto volver a su garaje en el asiento de atrás de un scooter.

En carrera, su Honda le facilitó las cosas y quedó claro que no resultó ser la demoledora experiencia física y mental de las carreras anteriores.

La agresividad de la potencia en la Honda 2015 supone que no tiene el agarre en aceleración o la estabilidad en el tren posterior de la Yamaha.

Con mayor confianza en el tren delantero, Márquez optó por una opción media de Bridgestone que los otros 23 pilotos ignoraron. El compuesto más duro ofrecía mejor apoyo en la frenada y le permitía ser agresivo en la entrada del viraje para contrarrestar cualquier pérdida en la salida de éste.

Casi le funciona. Márquez recuperó casi medio segundo en la última vuelta con frenadas agresivas hasta alcanzar la rueda trasera de Rossi cuando ambos se dirigían hacia la última chicane.

Lo que pasó después seguirá siendo objeto de debate durante años…