El piloto madrileño, emocionado ante la ceremonia de salida del Dakar 2019, confiesa sentirse “un privilegiado”.
A sus 44 años, está viviendo una segunda juventud automovilística junto al copiloto gallego Diego Vallejo.
“Tras ganar mi segundo campeonato de España de rallys pensé que no podría volver jamás a la elite y el proyecto de SsangYong me ha devuelto la esperanza”.
El Dakar le está permitiendo vivir a Óscar Fuertes sensaciones del pasado. Después de proclamarse campeón de España de Rallys de Tierra en 2011, este pupilo de Carlos Sainz recuperó la ilusión en su mirada cuando hace un año la carrera más dura del mundo se cruzó en su camino de la mano de SsangYong Motorsport. Hoy en la ceremonia del podio de Lima intentará controlar sus emociones, consciente de que está viviendo su segunda juventud automovilística a sus 44 años.
“Tras ganar varios títulos en España y cuando pensaba que tenía imposible jugar en la Champions, que para mí son la Fórmula 1, el Mundial de Rallys y el Dakar, nació este proyecto que me devolvió la ilusión. Estoy haciendo realidad el sueño de cuando era un crío”, confiesa un Oscar Fuertes que repetirá en la carrera más exigente del planeta por segundo año consecutivo junto al experto copiloto gallego Diego Vallejo.
Antes de comenzar la prueba, Fuertes tiene claro que su equipo llega en muy buenas condiciones: “He dado el 110% en este proyecto y estoy contentísimo de estar en la línea de salida del Dakar 2019 con el nuevo Rexton DKR. Nos sentimos muy satisfechos del nuevo coche que es espectacular. Hemos trabajado mucho tanto en el buggy como en la preparación del equipo y venimos más esperanzados que el año pasado, cuando acabar ya fue un auténtico éxito”.
En su debut logró cruzar la meta como 32º clasificado y se convirtió en el segundo mejor ‘rookie’. Sus emotivas imágenes de celebración en la línea de meta dieron la vuelta al mundo. “Finalizar un Dakar es muy especial porque esta prueba tiene una mezcla entre carrera y aventura. Si logras acabar significa que has hecho las cosas bien y debes sentirte muy orgulloso. Sinceramente, lo que vivimos el año pasado fue muy emotivo y esperamos repetirlo”.
Y es que Oscar Fuertes siente auténtica pasión por este deporte. “Desde que era muy pequeño soñaba con ser piloto y lo que más llenaba era el motor, subirme a cualquier cosa que sonaba y se movía”, recuerda. Su gran oportunidad llegó en el año 1998 cuando se presentó a las pruebas de selección del Carlos Sainz Júnior Team, junto a otros 3.000 candidatos. Al final, sólo quedaron cuatro y él fue uno de los elegidos para formar parte de aquel talentoso ‘dream-team’.
De la mano de Sainz, Fuertes creció y maduró como piloto, pero también como persona. “La academia me enseñó a hacer las cosas con criterio, profesionalidad y rigor”, recuerda. En lo deportivo, inició una meteórica carrera que le llevó a convertirse, sin duda, en una de las grandes promesas del automovilismo español. Fue encadenando éxitos uno tras otro, hasta conquistar el campeonato de España de Rallys de Tierra en 2011.
«Estuve muy cerca de la élite mundial de los rallys, llegué a tocarla con los dedos, pero se escapó. No obstante, nunca dejé de soñar y aquí estamos, en el Dakar», afirma esperanzado. Gracias a SsangYong Motorsport y ya pasados los 40, vuelve a competir al máximo nivel y afronta su segundo Dakar consecutivo con la ilusión de un principiante. “Me siento un privilegiado por subirme en un coche de carreras y qué mejor sitio para hacerlo que en la carrera más dura del mundo”, asevera.
El SsangYong Rexton DKR que pilotará a partir de mañana en la primera etapa monta un motor V8 de 6.2 litros y 450 CV de potencia que permite acelerar de 0 a 100 km/h en 4,4 segundos y alcanzar los 195 km/h. Participará en la categoría T1.3 reservada a los vehículos de dos ruedas motrices con motor de gasolina, en la que espera conseguir un buen resultado final.
«Nuestro objetivo prioritario es llegar a meta, aunque lucharemos por conseguir un buen resultado final. La experiencia y el potencial del nuevo Rexton DKR deberían permitirnos hacer un buen papel, si bien esta carrera es muy complicada y habrá que tener mucho cuidado con las dunas peruanas que, aunque son preciosas, el año pasado ya demostraron ser un auténtico infierno”, avisa el piloto madrileño que se muestra “ansioso por competir” y reconoce que “la espera se hace eterna”.