Isidre Esteve, en uno de esos días “apasionantes” del #Dakar2020

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  • El piloto del Repsol Rally Team bromea en un vídeo sobre su imposibilidad de ayudar cuando su coche se queda encallado en una duna.
  • Reflexiona en pleno desierto que“nada podría ser mejor que estar aquí”, aunque recuerda que “al final siempre le toca a alguien pasarlas canutas”, en clara alusión a su copiloto Txema Villalobos.
  • La perseverancia, el positivismo y un peculiar sentido del humor han llevado al ilerdense a superar su lesión medular y codearse con la élite en la carrera más dura del mundo.

Isidre Esteve se ha convertido en un ejemplo para muchas personas. Su afán de superación no tiene límites, como tampoco su positivismo ante la vida, que afronta con un sentido del humor muy peculiar. Quienes le conocen saben que nunca pierde la sonrisa. Su inseparable copiloto Txema Villalobos puede dar buena fe de ello. Juntos pasan muchas horas durante el Dakar en un espacio tan íntimo y reducido como el habitáculo de su 4×4 del Repsol Rally Team. Su complicidad es tal que no dudan en bromear incluso en las situaciones más comprometidas.

Así lo han querido reflejar en un divertido vídeo que resume en imágenes “uno de esos días… ¡apasionantes!”. Isidre aparece, sentado en su silla de ruedas en lo alto de una duna, mirando al horizonte y reflexionando en voz alta: “El desierto es apasionante… nada podría ser mejor que estar aquí. ¿Verdad,Txema?”.

Acto seguido, el piloto de Oliana añade: “Qué bien lo pasamos cuando estamos dentro del coche, ¿no? Cuando giramos a toda velocidad, damos esos saltos enormes, cuando crees que vamos a chocar contra una duna y la acabamos superando sin saber como…
¿Es increíble, verdad, Txema?”.

Su semblante serio y místico va cambiando para adoptar un gesto picarón, más sonriente, para acabar con un “pero al final, siempre hay un día que le toca pasarlas canutas a cualquiera… ¿verdad, Txema?”.

En ese instante, su copiloto y fiel escudero Txema Villalobos, que hasta entonces se había limitado a asentir a sus preguntas con resignación, responde con un elocuente: “Sí, algunos más que otros”, mientras retira a paladas la arena de debajo de su coche dakariano, varado en plena duna bajo un sol de justicia.

Con este divertido gag, Isidre Esteve bromea sobre su imposibilidad de salir del coche para ayudar a su compañero en una situación tan habitual como desencallar el vehículo de la arena o cambiar una rueda pinchada. Son de los pocos momentos del rally-raid en los que el ilerdense está en inferioridad respecto a sus rivales, porque una vez al volante se siente como uno más, capaz de competir con cualquiera.

Precisamente, su gran desafío es poder llegar algún día a formar parte de ese privilegiado grupo de pilotos aspirantes a ganar el Dakar, tal y como hizo cuando corría en moto, antes del accidente que le causó su lesión medular. Sabe que sólo lo conseguirá a base de sacrificio y perseverancia. Y a eso no le gana nadie… como tampoco en vitalidad y sentido del humor.

Así es Isidre Esteve, tal cual, y así afronta la carrera más dura del mundo por quinta ocasión en coche. En Arabia Saudí, se ha propuesto mejorar su 21ª posición conseguida en las dos ediciones anteriores. Para lograrlo confía en remontar puestos entre las dunas, paradójicamente donde más cómodo se siente. ¿Verdad, Txema?