Hace nueve años, Joey Evans parecía condenado a vivir el resto de sus días en una silla de ruedas debido a un accidente que le fracturó dos vértebras. Sin embargo, este sudafricano se aferró a su sueño de disputar el Dakar en moto. Y ya ha finalizado la mitad del recorrido.
Al llegar al campamento de La Paz, Alexandre Kowalski salía al encuentro de Joey Evans. El manager del equipo oficial de Yamaha quería transmitirle al sudafricano un mensaje de aliento de un amigo común, Dave Griffin, uno de los distribuidores de KTM más importantes del mundo y, también, patrocinador de un piloto que se ha convertido en un auténtico milagro. Hace nueve años, Evans se encontraba paralizado debido a un accidente de moto, cuando recuperó milagrosamente el uso de sus piernas después de algunos meses de convalecencia. Hay que quitarse el sombrero ante la voluntad del sudafricano, que sigue en la carrera a mitad de recorrido. “Por el momento todo va bien”, comenta. “Solo me duele un poco la rodilla después de la caída sufrida en la tercera etapa. Me he lesionado los ligamentos externos, pero los médicos me la han sujetado bien y aguanto. Voy a aprovechar la jornada de descanso para reponerme y comer bien para recuperar fuerzas”. Aunque tenga que apretar los dientes de dolor, Joey también sabe disfrutar de cada instante. “Las especiales son muy hermosas e interesantes”, comenta. “La cuarta ha sido muy difícil. De esas que te da una alegría tremenda llegar al final”. Al igual que los demás competidores, el piloto de KTM ha agradecido mucho la llegada a La Paz. “Había público durante casi cincuenta kilómetros. Lo he grabado todo con mi Go Pro. Realmente es fantástico estar aquí”.