El Resumen del Rally Dakar 2017

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97 motos, 22 quads, 63 coches (de los cuáles 55 SSV) y 38 camiones, es decir 220 vehículos de los 318 que partieron de Asunción, Paraguay el pasado 2 de enero, han alcanzado el podio final de Buenos Aires, instalado a los pies del edificio del Automóvil Club Argentino. En esta 39ª edición del Dakar, marcada por una larga estancia por encima de los 3500 metros de altitud sobre el Altiplano boliviano, Stéphane Peterhansel se alza vencedor tras un duelo final con Sébastien Loeb, con su otro compañero de equipo, Cyril Despres, completando un podio 100% Peugeot en la categoría coches. En motos, llega un rostro nuevo al palmarés, Sam Sunderland, que consigue la primera victoria de un piloto británico en el Dakar, delante del austriaco Mattias Walkner y el español Gerard Farrés. Los pilotos rusos se imponen en quad, con Sergey Karyakin, y, en camiones, con el retorno con fuerza de los Kamaz, liderados por Eduard Nikolaev, ganador ya en 2013.

Coches: “Peter” suma 13

Se podría decir que es el alquimista del rally raid, capaz de encontrar la dosis ideal de las cualidades necesarias para conseguir el metal con el que se forjan las victorias de un Dakar. Aunque se conoce su fórmula y todos los ingredientes (velocidad sin precipitación, regularidad, dominio de la ciencia de la navegación…), al final es Stéphane Peterhansel quien continua su camino victorioso, sumando este año un 13er título a su colección, el 7º, luciendo los colores de tres equipos diferentes, como piloto en la categoría de coches. Resultaba peliagudo designar a un líder en el Dream Team Peugeot en la salida de Asunción, pero la espectacular salida de pista de Carlos Sainz tan solo fue el primer acto de la batalla de los leones, que finalizaría con un duelo de altos vuelos entre el “Sr. Dakar” y el “Sr. Rally”. En su segunda participación, Sébastien Loeb tenía que minimizar el número y el alcance de los errores para poder plantar cara a “Peter” en un combate entre la realeza, ilustrado por el desenlace trágico para el piloto alsaciano, en Córdoba, donde sumó grandes victorias en su carrera profesional anterior. Con el título a su alcance al término de la penúltima especial, Loeb pinchaba al golpear una piedra, “como se golpean otras miles”, se lamentaba con rabia contenida. Los minutos perdidos en ese cambio de rueda, frente a los que podría haber ganado volando por las pistas que tan bien le convenían, coinciden básicamente con los que le faltan para escribir su nombre en el palmarés de la prueba. “Habrá que perseverar”, promete y admite el virtuoso piloto.

El tercer puesto de Cyril Despres en su tercer intento en coches confirma a la vez su progresión y su madurez en su nueva carrera profesional, así como la superioridad de los Peugeot 3008, que se adjudican un triplete comparable a los logrados por Mini, Volkswagen o Mitsubishi en el pasado, si no nos remontamos más allá del siglo XXI. Y no ha sido por falta de determinación de la competencia, con una batalla brillantemente librada por Nasser Al Attiyah hasta su abandono en la tercera etapa. “Nani” Roma, también al volante de un Toyota, todavía a la mitad de la carrera amenazaba seriamente con contrariar los planes Peugeot al registrar un retraso de tan solo 5 minutos frente a Peterhansel. Finalmente, el piloto catalán sucumbía a la criba en esta carrera por eliminación y termina la pie del podio, justo delante de su compañero de equipo Giniel De Villiers. Los Mini de Orlando Terranova y de Jakub Przygonsky, respectivamente 6º y 7º, a cerca de dos horas y a más de cuatro horas, sufren un duro revés y se preparan para la próxima edición. Para volver a saborear la victoria, el equipo X-Raid, al igual que el de Toyota, no se contentará con quedarse de brazos cruzados, sino que buscarán liderar la batalla del desarrollo y de la innovación al igual que Peugeot.

Motos: llega el nuevo Sunderland

En sus dos primeras participaciones en 2012 y 2014, le traicionaron la mecánica y su impetuoso pilotaje y sufría una caída poco antes de la salida de 2015. Así que, este año, Sam Sunderland se negaba a tan siquiera mencionar una posible victoria antes de que finalizara la última etapa, pese a parecer cantada relativamente pronto. El piloto, oriundo de Dorset, que jamás había terminado el rally antes, se convierte en el primer ganador británico del Dakar. Cuarto en Resistencia, tercero en San Miguel de Tucumán, segundo en San Salvador de Jujuy, Sunderland se hacía con el control de la general en Bolivia, en la meta de Oruro en la quinta etapa. El piloto de KTM, que ha despuntado en las pistas del Altiplano, ha hecho gala de una constancia inusitada, que ni siquiera sus rivales más prestigiosos han logrado emular.

El primero en claudicar fue Toby Price, ganador de la edición 2016, que se fracturaba la pierna entre San Salvador y Tupiza. Y en esa misma etapa todos los pilotos del equipo oficial de Honda eran penalizados con una hora por haber repostado durante una corta neutralización de la especial en la frontera entre Argentina y Bolivia. A partir de ese momento, Sunderland supo gestionar su ventaja, evitar los errores de navegación y las trampas en pista. La amenaza más persistente se evaporó a continuación con el abandono de Pablo Quintanilla, víctima de una ligera conmoción cerebral en San Juan. Al final, le acompaña en el segundo escalón del podio su compañero de equipo Matthias Walkner, que también termina el Dakar por primera vez en tres participaciones. La batalla por la tercera posición se libró el último día entre Gerard Farrés y Adrien Van Beveren. Al final, subía al podio el piloto español, representando a “la Roja” de Himoinsa y ofreciendo un triplete a las motos KTM, con 48 segundos de ventaja.

Quads: la confirmación de Karyakin

No eran pocos los pretendientes a la victoria final entre los 37 competidores de la salida de Asunción, lo que contribuyó, sin duda alguna, a una carrera desenfrenada en la primera parte. Se fueron sucediendo a la cabeza de la general el brasileño Marcelo Medeiros, el argentino Pablo Copetti, el chileno Ignacio Casale, el ruso Sergey Karyakin y el francés y novato Simon Vitse. Al mismo tiempo, pilotos de cuadriciclo de referencia, como Machacek o Nosiglia, se veían obligados a abandonar, mientras que Rafal Sonik perdía poco a poco de vista los primeros puestos. El ambicioso Karyakin, cuarto el año pasado, se encontró la vía libre y se hizo con las riendas de la carrera en la 7ª etapa, que conservaría hasta el final, lidiando con la doble amenaza que representaba el sorprendente Axel Dutrie y el antiguo campeón Ignacio Casale. El Dakar quedaba sentenciado en el trayecto Chilecito – San Juan, cuando tan solo 10 minutos separaban a los tres pilotos. Ahí Karyakin dejó patente su autoridad frente a sus rivales.

Camiones: el retorno de Kamaz

Gerard de Rooy, con su Iveco de largo morro, no ha logrado repetir la hazaña del año pasado. El piloto holandés puede jactarse, sin embargo, de haber rubricado dos victorias de etapa y de haberse colocado al frente de la general durante 2 jornadas a mitad de carera. Resulta innegable su tenacidad frente a la adversidad. Sin embargo, la carrera se ha visto dominada por los Kamaz, que se adjudican 5 etapas y que colocan como mínimo un camión en el Top 3 de cada etapa, excepto en el galope inicial de 39 kilómetros en Paraguay… dominadores en las etapas, logran ocupar la cabeza de la general un total de seis veces, primero por Sotnikov y luego por Nikolaev, quien remata el dominio ruso con una nueva victoria final. De Rooy debe contentarse con un 3er puesto honorífico a 41’19» de Eduard Nikolaev que repite su gesta de 2013, desterrando al olvido su 7º puesto de 2016. La segunda posición de Dmitry Sotnikov, en su 4º Dakar, sirve para demostrar que la marca tártara no anda escasa de recursos humanos.